Queso parmesano (2da pte)
- Olivia Bucio Negrete
- 24 may 2022
- 2 Min. de lectura
Él iba tan emocionado y feliz que el día le pareció esplendido y brillante, y de regreso del trabajo, le tenía una sorpresa a su esposa.
—Cariño, como sé que a tu mamá también le gusta lo que cocinaste hoy, la invité a comer.
Helada por la sorpresa, intentó deshacerse de la comida y dejó caer la olla al piso fingiendo que se había resbalado.
Gimoteando desconsolada por ese inoportuno incidente, se disculpó con su madre y ambas fueron a la cocina mientras César se encargaba de limpiar el piso. Él abrió la puerta y dejó entrar al perro para que le ayudara y con un trapo limpió el resto.
Después de preparar de nuevo el platillo, todos comieron muy contentos y despidieron a la señora con muchos abrazos, la mamá se sentía satisfecha de que su hija y su yerno por fin se llevaran bien y la hija estaba feliz por haber salido victoriosa de la horrible situación.
En la noche que fue a darle de comer al perro, se dio cuenta de que se había comido el pollo y sin decirle nada a su esposo, lo enterró. Harta de su mala suerte, llena de rabia, esperó la media noche a que César fuera al baño e intentó empujarlo por la escalera, pero errando el movimiento, fue ella quien cayó de frente y se rompió una pierna.
Durante toda la noche que estuvo en el hospital, los doctores no podían entender por qué Elsa no podía parar de llorar, le cambiaron de medicamento, le aumentaron dosis para el dolor y nada. Tuvieron que sedarla.
Mientras estaba bajo el influjo del tranquilizante, comenzó a platicarle a su mamá cómo se sentía, lo que había hecho y cómo le habían resultado sus intentos. Su mamá sonrió y meneando la cabeza le tomó de la mano.
—Ay, hija mía. Gracias a Dios que nada resultó como tú querías. Todo se va a resolver ya verás, ya verás.
Al día siguiente que Elsa estaba mejor, su mamá le contó todo lo que le había dicho de sus problemas con César y ella avergonzada se echó a llorar de nuevo.
—Cálmate, mi amor. Yo no te voy a juzgar, por el contrario, te entiendo más de lo que te imaginas y por eso, yo te voy a ayudar.
»primero y, antes que nada —le dijo—, por ahorita solo déjate cuidar por él, mientras sanas. Vas a necesitar mucha paciencia. Y tendrás que tratar mejor a tu esposo por más tiempo, para que la gente se lo crea. Cada día, a solas y frente a los demás le mostrarás respeto y le dirás de dos a tres frases diarias de cosas positivas que lo halaguen.
—¿Por qué a solas también?
—Porque él se lo debe creer tanto que se lo dirá a otras personas. Si la gente cree lo que tú puedas decir, creerá mucho más lo que él diga de tu trato hacia él. Y mientras tanto, le pondrás del queso en muy pequeñas cantidades para que no se note y vaya muriendo poco a poco y no de una sola vez. Creerán que está enfermo y cuando suceda lo que tenga qué suceder, parecerá natural.
...
Continuará
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