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Blog Abierto - Arte Independiente

La Ceremonia del Tango - Un ritual ancestral en Japón

La flor del cerezo se destaca por su belleza, es delicada, frágil y efímera. Los japoneses la denominan “Sakura” y tiene para ellos una significación especial, según una tradicional leyenda, pueden representar la sangre de los Samurai y a la vez el amor verdadero. Contemplar un bosque o una calle con cerezos en flor inspira calma y serenidad.


El río Kamo atraviesa la ciudad de Kioto, en sus aguas se pueden observar unos pequeños patos salvajes que son los que le dan su nombre al río, el agua sorprende por su claridad, el lecho del río revela el fondo de canto rodados y sobre sus márgenes encontrás siempre un lugar para el descanso a la sombra de un árbol.

Durante el día habíamos trabajado probando el sonido, las luces y el escenario, por la tarde me encontraba vestido con uno de los sombreros que había llevado en el vestuario; un típico funji gris con una cinta negra, una camisa, un saco, un pantalón sport y salimos a caminar en busca de algún paisaje florido siguiendo los márgenes del río.


Luego de perdernos por algunas calles del barrio de Gion entramos en un bar. Los habitués se alegraron por nuestra presencia. Ellos no hablaban castellano ni inglés y nosotros no entendíamos nada de japonés, pero sabían que mi vestimenta se relacionaba con el tango. Hubo fotos, risas, cervezas de cortesía y saludos en el lenguaje de “dígalo con mímica”.

Nos llamó la atención lo que nos sucedió en la primera presentación, apenas sonaron los acordes de la guitarra, uno de los japoneses que estaba en el público exclamó sin titubeos: “La Cumparsita”. Admiraban el baile y la música.


Años después vuelvo a Japón con Rita, la comunidad religiosa de Tenri nos esperaba con alegría. Todavía recordaban nuestra visita anterior. En varias oportunidades participamos en las ceremonias que se realizaban en el Templo. Sentados en un gran tatami escuchamos una música ancestral de origen sintoísta, apreciamos las danzas sagradas y las doctrinas del corazón sincero. Los sonidos eran interpretados por instrumentos milenarios, algunos de ellos tenían una vibración que bien podían asemejarse a un violín o a el sonido de un bandoneón.



La música tradicional japonesa es profunda, se te hace intima, te mueve por dentro al igual que un tango cuando se te hace carne. Escuchar un tango para los japoneses no es extraño, responden a su vibración, al latir, al ritmo y a la melodía. Al igual que un tango la música japonesa te remite a tu propio interior.

Tal vez sea esa característica musical que compartimos lo que nos conecte fraternalmente. El tango y la música tradicional japonesa tienen ese fondo hondo e insondable, que es ceremonia y que es ritual. Que hace que el tiempo se detenga en ese instante, y que te permite un estado de conexión trascendente.


Es conocida la historia del Barón Tsunayoshi Tsunami Megata, quien conoció el Tango en París, después la gran guerra, a principios del siglo XX. Megata era de familia aristocrática, relacionada con el gobierno imperial de la restauración Meiji, era hijo de diplomáticos y nieto de un respetado Samurai. Durante su estada parisina frecuentó el salón El Garrón, donde se lució como un excelente bailarín. A su retorno a Japón difundió el Tango Argentino que tuvo una gran aceptación entre la aristocracia japonesa. Desde entonces y hasta la actualidad, han visitado Japón cantidad de grandes orquestas y bailarines. También son décadas de músicos y cantantes de Tango de origen japonés.

El Tango no es popular en Japón, pero lo conocen muy bien.

La orquesta de Juan Canaro con cantantes y bailarines debuta en Tokio en el '54, brindando conciertos en 18 ciudades. En 1961 llega Francisco Canaro con su orquesta, cantantes y bailarines (Gloria y Eduardo entre otros). Realizan 12 actuaciones en 9 ciudades. *

En 1964 viaja el Quinteto Real (Salgán, Díaz, Francini, Laurenz, De Lío) Luego en 1965 llegan dos orquestas: la Orquesta de Pugliese y el Quinteto "A lo Pirincho", dirigido por Mario Canaro y con Domingo Federico en bandoneón.


En 1966 debuta la orquesta de Florindo Sassone y por segunda vez viaja a Japón el Quinteto Real. En 1967 llega la orquesta de Armando Pontier, y Los Señores del Tango, integrada con ex músicos de Di Sarli. Llega también Edmundo Rivero con el Quinteto Gloria con José Libertella en bandoneón.

La orquesta de D´Arienzo se presentó en Japón en 1968 (Juan D’arienzo no formó parte de la partida por su conocida fobia a los aviones). Posteriormente en el '69 viajan Juan Cambareri y su orquesta y nuevamente el Quinteto Real. Un año después se presenta José Basso y su orquesta. En 1971. Llega la orquesta de Héctor Varela, y se presentan el mismo año como solistas Alberto Marino


En 1972 vuelve Florindo Sassone, entre los bailarines están Gloria y Eduardo. Vuelve también la orquesta de D´Arienzo con el cantor Alberto Echagüe (16 presentaciones). En 1973 la orquesta Francini-Pontier. En 1974 a la orquesta de Carlos García realiza 64 presentaciones.

Fulvio Salamanca debuta en Tokio con su orquesta en 1975. En 1976 Leopoldo Federico y su orquesta se presenta en Japón y da 60 conciertos. Un año después vuelve Francini dirigiendo la Orquesta de Tango con músicos del Teatro Colón.


En 1978, se presenta en 63 oportunidades la orquesta de José Libertella y Pugliese va nuevamente en Japón en el año 1979 con el cantor Abel Córdoba.

En 1980 Japón festeja sus 100 años con el Tango. Carlos García vuelve a presentarse en 65 conciertos. Luego viajan: Osvaldo Piro, Julián Plaza, La Orquesta Típica de Jorge Arduh, la Orquesta de Mariano Mores, Néstor Marconi, Orquesta Color Tango la Orquesta El Arranque entre otros.

A todos los aquí nombrados hay que sumarle una innumerable cantidad de maestras y maestros de tango, bailarines, cantantes, músicos que sin tener el renombre de los anteriores han encontrado en Japón un espacio donde ellos y el Tango tienen un gran recibimiento.




Luego te enteras que los japoneses han tenido más programas de Tango por televisión que los producidos en Buenos Aires a lo largo de nuestra historia, y que también han sido innumerables los programas de Tango en las radios, y que las milongas no son extrañas por esas tierras.

Al igual que el Sakura, el Tango florece en esa tierra fértil. Sake fue alumno nuestro de Tango y se definía a si mismo como Japotino, mitad japonés y mitad argentino. Es verdad que estamos del otro lado del planeta, pero tal vez no estemos tan lejos.


*Alposta Luís, El Tango en Japón, Editorial Corregidor, Buenos Aires, 1987.




Por @Francisco Palumbo - Historiador de Tango, Profesor de Tango, Filósofo


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