Juliana Rojas en PING PONG de Poetas x Chiqui Excoffier
- Ediciones Buena Vibra Arg
- 29 nov 2021
- 2 Min. de lectura
Quién es Juliana Rojas?

Juliana Rojas es como un rompecabezas compuesto por partes que no siempre encajan y a la que a veces se le pierden algunas piezas: es una niña herida crecida en el Barrio “de la Varela”, hija doliente y en duelo. Madre en play de 3 hijas inmensas. Mujer, a veces en pausa, maternando y combinando deseos con tiempos. Pareja, compañera y amante de alguien a quien admira. Profesora de Educación Especial enamorada de sus alumnes, y aprendiz. Amiga sin fondo. Y, entre otras cosas, es alguien que, de un tiempo a esta parte, escribe como quien juega, de manera libre y descontracturada.
Qué es la poesía para vos?
Para mí la poesía es una invitación. Una invitación a decir, a escupir, a sentir, a escribir; y también a leer y escuchar multiplicidad de voces y universos.
Qué sucede en el momento de trance de creación del verso? Qué sensaciones experimentas?

En el momento de la creación me pueden suceder un montón de cosas. A veces siento que me hundo y me diluyo dentro mío buceando en estados imaginativos y sensaciones diversas de cosas que me estén pasando en el momento, otras veces siento que estallo, y otras...siento miedo y frustración. Cualquiera de esas instancias tienen algo en común: la espera. Nunca soy yo la que va en busca de las palabras, sino que son las palabras las que vienen a mí frente a alguna situación que me golpee la puerta de los sentidos en determinado momento.
“ACTO PENITENCIAL”
“Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa"
reza la oración llamada "Acto penitencial"
Y no importa que no profeses ninguna religión.
La culpa está ahí, agarrada,
como un quiste en un ovario.
Porque sí, es casi una propiedad de las mujeres,
adquirida al nacer.
¿Naciste con vulva o asumís identidad femenina?
pues bien, acá te van los mandamientos:
-Tu tiempo, primero para el resto,
y si te resta, ahí sí, usalo para vos.
-Amá, cuidá, atendé, asistí (a pesar de tí)
a todo aquel q sea tu familia,
por más que haya sido una mierda.
Por más que la mierda se haya secado y
ya no huela tan mal pero aún así no te de ganas
de agacharte a juntarla. ¡Atendelo igual! es tu familia.
Y amarás a tu familia por sobre todas las cosas.
-Tené un solo novio y obvio, del sexo opuesto.
-Y si ardes de calentura, pero no de amor,
más vale incendiate. Porque el placer, por sí solo...
sólo para ellos.
Vos no podes cometer ni consentir actos impuros,
como coger sin sentir, como soñar sin dormir.
-¡No grites! Porque no es de señoritas dice
la directora de la escuela de mi hija.
Sentate bien. No seas machona.
-No te alcoholices ni muestres mucho tu cuerpo,
y si lo hacés… y te profanan ¡no grites!
porque no es de señoritas,
dice la directora de la escuela de mi hija.
Y por supuesto vos te lo buscaste.
Si rompés estas reglas el castigo será la culpa.
La culpa como motor fundido a mitad de ese viaje esperado.
La culpa como policía deteniéndote a machetazos.
La culpa como ropero desordenado al q le falta
una puerta y sometido a la opinión ajena, sin pena,
de todos aquellos que te van a querer venir a ordenar.
Yo confieso que he pecado, de pensamiento y acto.
Yo confieso ser culpable de ya no sentir “tu” culpa.
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