Gracias por tanto!!

Chanchita de mi alma, un domingo nublado fuimos por vos, tenías los ojos tristes y sin ilusión, ya no confiabas en los humanos y era lógico, te enjaularon, te cortaron una y otra vez, te robaron a tus cachorros y un día te descartaron, como si fueras una máquina de producción de billetes que ya no funcionaba.

Gracias a Susi y su equipo, la vida perruna te dio una puta oportunidad, después de tanto dolor, después de toda esa maldita mierda que los humanos hacen con los perros de raza.

Te subimos al auto con tu papa, estabas asustada, no sabías nada de amor, de pertenecer a una familia, de ser cuidada; no conocías el pasto, tus uñas estaban tan largas que casi no te dejaban caminar, nunca habías tenido un chiche, no sabias comer de la mano, no conocías la carne, solo conocías una jaula que dejo cicatrices en tus almohadillas las cuales quedaron cortadas al medio, muchas cicatrices y una maya plástica cosida en tu vientre por tantas cesáreas. Estabas entregada cual prisionero esperando la pena de muerte.

Llegamos a casa, ahí te esperaba tu hermana Ramona, otra chancha abandonada, pero con un poco más de suerte.

Te miro, te olfateo y ambas se hicieron dueñas del sillón, mitad y mitad, lo compartieron desde el primer momento.

Comiste y dormiste muchas horas, casi como si nuca lo hubieras hecho, pasaron días, meses, donde una y otra vez te decíamos que ya no había de que preocuparse, vos eras parte de nuestra familia y nunca, nunca, te volverían a hacer daño ni te abandonarían.

En un par de semanas, una tarde empezaste a jugar, yo te corría y vos te escapabas y volvías a buscarme.

Aprendiste a comer de la mano, descubriste que te gustaba que te rasquen la panza, que te abracen, que te mofleteen y empezaste a mover la cola como si la tuvieras enchufada a 220, éramos tu familia y vos ya lo sabias.

Eras rigurosa con los horarios de comida, si no se cumplían sabias como demostrar tu molestia.

Te enamoraste profundamente de tu papa, eran tal para cual, despiertos bien temprano, horarios estrictos, estar en calma, ambos cabeza dura.

Se entendieron perfectamente, y sentían un amor incondicional el uno por el otro.

Pasaron los meses, papa te enseño todo, todo sobre el amor, te enseño a confiar, solo así se iluminaron tus ojitos tristes y sin brillo que trajiste.

Ya confiabas en tu nueva familia, aun después de todo lo vivido.

En el camino como todos los hermanos tuvieron con Ramona alguna pelea, pero un rato después estaban durmiendo juntas en el sillón.

Tu papa, te enseño el juego del pata pata, sentados juntos te decía: Silver, pata pata, y vos le dabas la pata izquierda, te decía la otra pata, y vos le dabas la derecha y se dormían juntos mirando tele, si estabas enojada te sentabas en el balcón y lo mirabas de costado, ( silver, no me mires de cote...decía) pero vos no venias hasta que te pedía que vengas, (silverania vení), volvías le dabas unos besos y te acostabas sobre su pierna a dormir.

Cuando hacía mucho calor, cabeceabas la puerta del cuarto y dormías bajo el aire, y los días de tormenta como le tenías miedo te metías en el placad sobre sus zapatillas.

Hicimos todo lo posible para que seas feliz, nos hiciste muy feliz, inmensamente feliz.

No sé por qué te fuiste, quizá solo necesitabas conocer lo que era una familia.

Tu panza llena de cicatrices, supo que eran las caricias, tu mirada triste, tuvo brillo.

Te amamos tanto, tanto, vos eras nuestro chancho jabalí, nuestra dulce compañía, con besos eternos, con enojos, con horas de mimos y juegos, duele, duele mucho tu ausencia.

Ayer Ramona te busco por toda la casa, de la cocina al living, al cuarto, al balcón, no quería subir al sillón porque vos no estabas.

Te extrañamos mucho chanchita y te amamos mucho.

Gracias por volver a confiar, por darnos tu amor incondicional, siempre vas a ser nuestra silverania, hermosa y dulce chancho jabalí.