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Blog Abierto - Arte Independiente

El acto de educar


La educación es una ciencia que se aplica a la enseñanza y a los elementos que la confieren. Si bien, etimológicamente tiene muchísimas definiciones, es necesario abordar que la educación es una necesidad de todo ser humano para desarrollarse y persistir en la sociedad y como sociedad misma. Por ende, es válido admitir que un sujeto, como seres sociales que somos, no puede educarse solo, sino que se educa con el otro, porque se construye con lo que le rodea. Entonces, hacer mención solo a que la educación es un proceso de alimentación cognitiva, en donde el sujeto absorbe los conocimientos y saberes, seria caer en un vacío en donde se pone en evidencia que solo el educador es quien tiene el poder de educar, y esto ha ido cambiando a tal punto de enfocar los métodos en el proceso en si mismo, y en los educandos, puesto que si este sujeto con habilidad de ser educado replica lo aprendido, significa que pudo absorber, interpretar y aprender de manera optima, de modo que luego pueda aplicarlo a su vida cotidiana, y modificar sus saberes, su conducta, y criticarla, porqué no.

Por lo tanto, podemos decir que la educación es la ciencia que posibilita la transmisión de saberes, conocimientos, y el desarrollo pleno de las facultades sociales, culturales, políticas y morales que hace a una persona un sujeto social capaz de adquirir lo necesario para desarrollarse, y convertirse en un replicador de lo aprendido, lo cual va variando en el tiempo y de generación en generación.

Para poder llegar a un análisis sobre lo expuesto, es necesario referirnos a que la educación es la formación del hombre por medio de una influencia exterior consciente o inconsciente (heteroeducación), o por estimulo, que si bien proviene de algo que no es el individuo mismo, suscita en él una voluntad de desarrollo autónomo conforme a su propia necesidad (autoeducación).

Hace un tiempo vi la película “la lengua de las mariposas”, donde se ve a un niño recién saliendo de su hogar para insertarse en la escuela, con el temor a que su maestro le pegue o le infiera algún castigo. Es allí donde se produce la primera crisis en este niño, el desprendimiento con su familia, su grupo primario que fue la base del inicio de su educación. En este choque con otra realidad, se encuentra con que el modelo educativo había cambiado desde la época de su padre, donde el educador infringía violencia en sus educandos, pues, este docente se presentaba como un líder democrático, que hacia participe a todos sus estudiantes en una constante retroalimentación, alimentando el hecho de la posibilidad de ser libres. Una trama que circunda en una guerra civil entre conservadores y republicanos, donde el docente logra dejar en sus estudiantes un aire de esperanza, que, si bien la sociedad no apoyaba, la semilla ya había sido sembrada. Esa transmisión y retroalimentación a través de la practica y la experiencia es la que posibilita que la educación se de en forma optima. Poder dejar en el otro algo de nosotros para su modificación, crecimiento y desarrollo en alguno de los aspectos de su vida es el mayor logro de un educador. Y es que, ¿cómo decir que la educación no tiene valor alguno cuando de ella se deprenden todos los oficios que conocemos en la actualidad, con todo lo que ello conlleva en tiempo y esfuerzo?

En consecuencia, se puede deducir, que la educación se trataría, entonces, de un proceso constante y dinámico que se da en todos los seres humanos durante toda la vida, con el objetivo de optimizar sus capacidades, dándose de manera incierta en la cultura, en una constante interacción con el medio que lo rodea. Y es que, el ser humano nace con la capacidad ilimitada de aprender y se halla en un alto grado a la hora de educarse por la plasticidad de su cerebro, desde su nacimiento hasta su muerte, teniendo en cuenta que existe la educación sistemática como actividad intencional, y la educación como tal en el llano hecho de socialización de los educandos a través de la enseñanza, buscando que cada individuo adquiera los conocimientos esenciales para la interacción social y su pleno desarrollo en el marco de una comunidad.

Y es que, hablar del proceso educativo es mencionar un conjunto de influencias que se ejercen sobre el educando para configurarlo, no solo desde el punto de vista espiritual y social, sino también ideológico, lo cual, a partir del desarrollo de la intuición se entra en la esfera propiamente humana, para hacer posible la educación y la autoeducación.

Educación… Qué concepto tan amplio y controversial, que nos liga a un sistema ínfimo que tiene el poder de manipular el saber a tal punto en que se dificulta discernir entre lo que conocemos y lo que se va modificando con el paso del tiempo. Y es que, sin educación no seriamos más que seres inferiores a los meros animales domésticos que son capaces de, al menos, inmiscuirse en la sociedad misma. Educación, entonces, trata un aspecto fundamental en la vida, desarrollo y supervivencia, tanto como permanencia de un ser humano, que, insertado en una comunidad, pasando por un proceso similar al de un gorrión que sale de su nido, va conociendo otras realidades para formarse con el “otro”, que justamente, es otro, para volverse uno mismo en una construcción constante de saberes que condicionan al hombre por el simple hecho de ser un sujeto con habilidad de ser educado, y, por sobre todo, por la necesidad misma que desprende su virtud, la cual le permitirá replicar lo aprehendido para hacerlo propio y modificarse a medida que modifica su entorno.

Es así, que formado como un sujeto con una personalidad integradora, puede transitar el simple y complejo, a la vez, proceso de asimilación cultural, moral y conductual que se transmite de generación en generación.

Sin embargo, para no caer en la ignorancia, es válido decir que una persona no solo es educada en la escuela o en una institución educativa, sino que su aprendizaje inicia desde que nace y absorbe los primeros indicios de asimilación por imitación y luego, por necesidad ante su desarrollo y el de sus facultades, en donde es mediadora la pedagogía, como la conocemos actualmente, situada entre el arte y la ciencia para darle un carácter mas disciplinar, metodológico y estructurado al hecho educativo y sus elementos, con la debida importancia que se merece. Y es que un educador se vale de la pedagogía para adecuar su planificación dependiendo el modelo curricular de la época, para que el proceso de enseñanza – aprendizaje sea optimo y de como resultado la adaptación activa a la realidad de los sujetos educandos, lo cual solo se puede evidenciar en cómo se movilizan socialmente, con un pensamiento autónomo, critico y reflexivo que eleve su nivel de conciencia a tal punto que pueda expandir constantemente sus habilidades para modificarse y desarrollar favorablemente su capacidad.

Entonces, la pedagogía como disciplina mediadora, habilita al educador con las herramientas fundamentales para la materia que debe transmitir evaluando constantemente el proceso de los educandos y reflexionando sobre sus propias prácticas para poder mejorar también, su habilidad de transmisión de conocimientos y la posibilidad de retroalimentación por parte de sus educandos, teniendo todos la importancia que amerita la educación como tal.

De manera que, la educación no se trataría solo de enseñar, sino de una política que apunta al cambio cultural en la escuela, lo cual implicaría nuevos modos de hacer en el aula, en las instituciones abordando diversas gestiones, proponiendo como desafío generar modificaciones en las formas de percibir, pensar y hacer de toda la comunidad educativa.

La necesidad social de la educación es, ni mas ni menos, que uno de los factores primordiales para el avance y progreso de los sujetos y sociedades, pues, no solo provee de conocimientos a sus educandos, sino que también, enriquece la cultura, el espíritu, los valores y todo lo que nos caracteriza como seres humanos, convirtiéndose en una ciencia necesaria para todos y en todos los sentidos, pues, se comparten entre todas las personas, y esta compuesta por aprendizajes esenciales para el desarrollo de competencias, facultades y habilidades de cada sujeto en una socialización en común. Y es que entonces, leyendo los ejemplos de “los niños lobos”, llegamos a una clara conclusión, nuestra especie no esta alejada de la naturaleza propia de los animales que se rigen por sus instintos más primitivos. Es la sociedad, la cultura, lo que nos ayuda a ampliar nuestros sentidos, y tener valor moral y social para convivir con otros de nuestra misma especie, convirtiéndonos en los seres sociales y pensante que somos, con la capacidad de poder educarnos y reeducarnos como una necesidad para subsistir en nuestra sociedad. Un hombre sin educación y sin contacto con otros hombres, seria un mero animal salvaje fuera de su entorno habitual, por lo que, intentar modificar lo que ya conoce y la forma en que vive seria una hostilidad, un sufrimiento y un calvario, porque se sentiría dañado, y su psiquis no lo toleraría. Es por ello, que la necesidad social de la educación determina que para pertenecer a una comunidad debemos poder ser educados en ella y con ella.

Sí es cierto que en sus inicios, el adulto tenía el poder de transmitir los conocimientos y el estudiante era solo un receptor pasivo, una tabula rasa, y eso se inmiscuyó hasta la sociedad misma, pues siempre se vio que los niños jamás podían opinar sobre algo porque eran los adultos los únicos que sabían sobre esto o aquello. Un claro ejemplo se puede visualizar en la película “¿Donde esta la casa de mi amigo?”, que trata sobre un niño iraní que va a la escuela, el docente les presta poca importancia, pero los castiga si no presentan el cuaderno al llegar a la clase. Su compañero olvida el cuaderno y este pequeño se recorre varios kilómetros en busca del hogar del niño sin poder hallarlo. Ante este suceso, llega a casa y decide hacer ambas áreas y cuando llega a la escuela al día siguiente, le da el cuaderno a su compañerito, el docente se acerca a sus pupitres y ve que la tarea esta hecha y que llevó el cuaderno, y los aprueba, sin siquiera notar que ambas tareas eran iguales. El docente repite varias veces que solo tres veces repetirá lo que dice y que luego habrá un severo castigo. Lo particular de esta trama fílmica es que, a medida que la película avanza, tanto la madre, el hermano, el abuelo tienen la misma conducta, de hecho el abuelo lo manda a comprar cigarrillo aun teniendo en su bolsillo y sabiendo que el pequeño primero debía comprar el pan, y aun así su abuelo lo obliga a desobedecer a su madre, bajo el fundamento de que cuando llegue sin el pan su padre lo golpeara, y eso estaba bien, porque los niños no saben nada y que a los golpes se aprende, de hecho, cuenta cómo anécdota que cuando era un niño su padre solía darle dinero todas las semanas, pero cada quince le propiciaba una paliza, y que podía olvidarse de darle plata, pero jamás de la paliza, porque esa era la forma de educar y de formar “hombres de bien”. Ahora… si lo analizamos bajo la premisa de que los niños no saben nada y los adultos si, ese niño tuvo mas inteligencia emocional que cualquiera en esa trama fílmica, pues sabiendo lo que le esperaba a él y a su compañero, no dudo en ayudarlo, mientras que la madre lo cargaba con los cuidados de su hermanita, y su abuelo recordaba su crianza con orgullo mientras su hijo, el padre del pequeño protagonista, era un alcohólico. Entonces, ¿es realmente posible que los niños no tengan conocimientos previos que le posibiliten resolver situaciones conflictivas de la cotidianeidad? ¿Acaso no se los educa para ello? Entonces, decir que los estudiantes no saben nada, ¿será del todo cierto? ¿O será que los tiempos van cambiando y las metodologías pedagógicas varían conforme a los avances, desarrollos y modificaciones culturales, sociales, religiosas y políticas?

Me remito a pensar que, si bien aun quedan muchos discursos que siguen repitiéndose con respecto al saber de los educandos, esta ideología va modificándose con el correr de los años de manera en que los estudiantes hoy también tienen cierto protagonismo, y son ávidos replicadores de las competencias adquiridas durante su formación formal y no formal.

El acto de educar ha ido variando dependiendo la época, el contexto histórico, la modalidad y metodología, el proyecto nacional que dirige la funcionalidad del mismo, entre otros, de tal manera que se ha diversificado la importancia de la pedagogía tanto como la educabilidad y el hecho educativo, consecuentemente.

Si bien la pedagogía es la disciplina que aborda el acto educativo, no puede negarse que primero surgió la enseñanza, la educación y posteriormente, la pedagogía, pues fue el curriculum quien la absorbió y la incluyó en su estructura como una herramienta para poder llegar a los educandos de una manera más amena en cuanto a lo que de materia, es decir el contenido, se habla. Y es que el docente – maestro - educador debió adoptar diversas formas de adaptar la materia para el grupo clase, que como se sabe, es variado en cultura, aspectos sociales, capacidades, competencias y momentos históricos en los que esté sumergido el sujeto a educar.

Por ello, hablar de educabilidad a esta altura es volver hacia el pasado y ver que en sus inicios, la educación tenía una finalidad muy distinta a la que tiene en la actualidad. Mientras, en sus inicios, la educación era accesible solo a los varones y de manera técnica, actualmente se intenta un modelo más emancipatorio, aunque las criticas a este modelo circulen en torno a cómo se trata de guiar al educando hacia la investigación, pudiendo cuestionar todo, pero a la vez, se cae en la formalidad, el vicio y lo que el sistema impone y dicta que se puede o no saber.

De manera que el estatus social invade la posibilidad de poder acceder a la educación, actualmente, con la virtualidad es lo que más deja en el último anillo de la marginalidad no solo a los educandos, sino a los educadores también, que debido a las barreras con las que se encuentran, no pueden bajar los contenidos de manera adecuada por la falta de accesibilidad y la carencia en torno a la capacitación en la preparación de los elementos tecnológicos que van surgiendo constantemente y que tanto cautivan a los estudiantes. Actualmente, la educación se ve en constante modificación, y, aunque la base técnica sigue estando presente, ya que a la hora de planificar se sigue un hilo conductor, es la metodología lo que ha ido variando, y es allí donde entra en juego la pedagogía, adaptando los curriculum a lo que la sociedad necesita en cada momento temporal.

Por ello, considerar que el hecho educativo es inmutable seria una falacia inminente, si se tiene en cuenta cómo ha llegado a ser tan flexible y abierta, dejando paso a la experiencia de los mismos educando, convirtiéndose en participes del saber, dejando de ser una mera tabula rasa para ser quienes comparten el conocimiento y se vuelven habilidosos replicadores del mismo para con sus pares, teniendo un pensamiento reflexivo y activo frente a lo que el educador quiere transmitir, y es que se ha convertido en un ida y vuelta, en alimento reciproco de mentes ávidas y hambrientas de nuevos conocimientos, de tal manera que, hablar también de convertir la educación en la mezcla perfecta de teoría, práctica e investigación seria también irnos a un extremo insostenible por el mismo docente, que intenta llevar a la critica al alumno a través de la bajada de saberes de una materia en particular, cuestionando todo a su paso, incluso eso mismo que el maestro está replicando. Y esto, señores y señoras, no sería más que algo irónico que no puede darse ante la mirada expectante de aprendices que están impactados ante lo nuevo y que se ven sumergidos en un ámbito difícil de mantener puro como tal por la misma cuestión de que no todos pueden tener el mismo acceso a la educación, sea pública o privada. La falta de recursos, de contenidos, de apertura real y flexible al conocimiento, es la clave para que esto sea imposible de sostener en el tiempo, sin correr el riesgo de caer en un vacío de marginalidad.

Y es que educar no es tarea fácil, pues lleva años de preparación que, aun tras tanto sacrificio, solo puede llegar a cierto punto de factibilidad tras una practica que suele conllevar un largo tiempo de aprendizaje, pues, el docente esta en constante cambio y articulación antropológica de lo que se debe enseñar, y de adaptación de lo que el estudiante debe saber. Decir que un maestro termina de aprender luego de recibirse seria caer en la ignorancia similar a los avances que tiene que transitar un mero científico que necesita actualizar sus datos y sapiencias primordiales para poder avanzar en su profesión. ¿Vocación? Se construye, asi que hacer alusión a ella es repetir como máquinas lo que todos los que no son conscientes de cómo es la labor docente dicen sin conocimiento de causa. Entonces… ¿A qué podemos hacer mención cuando hablamos de educación y de todo lo que ella amerita y conlleva? Pues, a la familia, a la escuela, a los elementos fundamentales de la misma y a la formación que se debe considerar pertinente a abordar.

Una educación que abarque a todos, sin tener en cuenta solo una bajada curricular que prepare a los sujetos para el contexto que los necesita para seguir sosteniendo la norma, sino, para contener, sostener, incluir y colaborar en que el aprendizaje se base tanto en los saberes que ya tiene el sujeto con los que necesita la sociedad para incluirlo en el sistema, es la que se muestra como el ideal en este ámbito, teniendo en cuenta que se debe trabajar con los educandos, no sobre ellos. Por lo tanto, la importancia de que los educadores trabajen en grupos, demuestra que es importante desarrollar estrategias para reforzar y conservar la comunidad, donde es primordial la comunicación y en la cual, la escucha es fundamental para generar disparadores que modifiquen al otro. Y es que, en esta educación, se trabaja lo pedagógico desde una planificación diaria a través de reuniones de manera horizontal, donde se puede ver y apreciar, es decir, sentir la realidad para poder leerla y así escribirla, dando lugar a todos los saberes que complementen a los conocimientos que puedan ser adquiridos en la educación oficial de las instituciones educativas.

Concluyendo este texto, podemos admitir que no es un problema el acto educativo ni la educabilidad misma, sino que, hablando de su disciplina, es válido discernir entre la educación como problema y sus problemas a nivel micro y macro, a sabiendas de que no es culpa de los docentes la falta de recursos y las barreras que se presentan, sino de un sistema que carece de empatía para con los mas vulnerables, donde caen en la misma instancia tanto educadores como educandos, intentando sostener un contenido que poco a poco va en declive con las necesidades reales de la sociedad. Poder hablar de una escuela inclusiva tampoco es un merito, ya que una escuela debe ser para todos por igual, con sus adaptaciones correspondientes, sin superpoblación de estudiantes, con un sueldo digno a los maestros, y con un currículum que aborde ampliamente los factores y la mirada necesaria para poder solventar la postura real de aquellos puntos de partida que son el inicio a un camino que se debe transitar con una guía profesional y bien preparada para obtener el proceso y los resultados esperados tanto a nivel político, estatal, social y cultural.



Por @Mara Abigail Abrego

Escritora

Profesora de Lengua y Literatura

Lic. en Filosofía

Psicóloga Social

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